El grooming no es solo un servicio estético, sino una parte esencial del cuidado y bienestar de los cachorros. Empezar desde una edad temprana facilita la adaptación del animal al proceso, evita problemas de conducta y contribuye a su salud general.
Adaptación temprana al entorno
Los cachorros que se acostumbran al baño, al secador, al sonido de las tijeras o máquinas y al contacto con el groomer desde pequeños, desarrollan menos miedo y ansiedad. Así el grooming se convierte en una experiencia conocida y no en un evento estresante.
Prevención de problemas de piel y pelaje
Un mantenimiento regular desde la etapa de cachorro permite detectar y prevenir afecciones como dermatitis, pulgas, garrapatas o resequedad. Además, el cepillado y los baños adecuados estimulan la piel y mantienen el pelaje brillante y saludable.
Evitar nudos y molestias futuras
En razas de pelo medio o largo, comenzar temprano ayuda a prevenir la formación de nudos que pueden resultar dolorosos y requerir cortes drásticos en el futuro.
Refuerzo positivo y educación
El grooming temprano es una oportunidad para enseñar al cachorro a tolerar la manipulación física, lo que también facilita visitas al veterinario y el manejo en casa. Cuando se acompaña con refuerzos positivos, el cachorro aprende a asociar el cuidado con experiencias agradables.
Establecer una rutina saludable
Los cachorros que inician su rutina de grooming a partir de los 2-3 meses (con el esquema de vacunación ya avanzado) tienden a mantener hábitos de higiene consistentes durante toda su vida. Esto también refuerza el vínculo entre el groomer, el dueño y la mascota.
Comenzar el grooming en la etapa de cachorro no solo asegura un pelaje sano y cuidado, sino que también construye la base para un perro equilibrado, limpio y acostumbrado al contacto humano. Es una inversión en bienestar a largo plazo.